Concha García
Icaria Editorial
1ª edición, 2003
Género: Poesía
70 páginas
978-84-7426-673-3
Poemas de corte intimista y autobiográfico donde la poeta nos detalla el ir y venir de un hotel a otro a lo largo de su existencia. No solo eso, sino ese no sentir que se pertenece a ningún sitio, ese estar constantemente cambiando de lugar, unas veces pasando frías noches en hoteles, otras tantas esperando en los aeropuertos...
Estamos ante un poemario aparecido en 2003, uno de los últimos publicado por su autora. Su trayectoria ya está consolidada y eso se nota en su poesía. Me atrevería a decir que es uno de los textos más radicales en cuanto a formas que ha escrito: los quiebros son como abismos que te encuentras sin esperarlos, las pistas que va sembrando para poder interpretar el texto son más escasas.
Requiere una lectura más atenta y una participación del lector muy importante. La soledad o desolación está presente, pero hay que darse cuenta de ella, no está de una forma demasiado explícita. Con el tema del recuerdo de un pasado amoroso ocurre lo mismo: está presente pero hay que dar con él, etc.
Eso se debe a que más que poemas estamos ante poemillas, versos breves y contenidos pero que a la vez quieren expresar mucho. Las metáforas abundan y muchas de ellas hay que saber interpretarlas (ayuda mucho haber leído otros libros de la autora).
Sería un error decir que es un libro complejo, porque la complejidad es relativa y seguro que a su autora no le gustaría leer esta afirmación. Pero sí diremos que hay mucha codificación y hermetismo.
Un lector poco dado a la poesía quizá se pierda en este poemario si además no ha leído nada de Concha García. Recomendaría empezar por Si yo fuera otra, que es una buena antología para empezar a conocer a esta autora y a partir de ahí, seguir con sus distintos libros.
En cualquier caso animo a que al menos intenten leer a esta poeta, vale la pena conocer nuevas formas de expresarse, quizá no tan nuevas, pero que resultan novedosas en estos momentos.
Eso se debe a que más que poemas estamos ante poemillas, versos breves y contenidos pero que a la vez quieren expresar mucho. Las metáforas abundan y muchas de ellas hay que saber interpretarlas (ayuda mucho haber leído otros libros de la autora).
Sería un error decir que es un libro complejo, porque la complejidad es relativa y seguro que a su autora no le gustaría leer esta afirmación. Pero sí diremos que hay mucha codificación y hermetismo.
Un lector poco dado a la poesía quizá se pierda en este poemario si además no ha leído nada de Concha García. Recomendaría empezar por Si yo fuera otra, que es una buena antología para empezar a conocer a esta autora y a partir de ahí, seguir con sus distintos libros.
En cualquier caso animo a que al menos intenten leer a esta poeta, vale la pena conocer nuevas formas de expresarse, quizá no tan nuevas, pero que resultan novedosas en estos momentos.
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