Concha García
Igitur Ediciones
1ª edición, 2001
Género: Poesía
72 páginas
ISBN: 978-84-95142-14-6
Nuevamente tenemos el tema de la experiencia en este poemario de Concha García. Dice Olvido García Valdés, que prologa el libro, que la experiencia es incluso contradictoria en muchas ocasiones. Y eso es lo que trata de demostrar la poeta en sus versos. Ya para abrir el libro introduce una cita de E.M. Cioran que asegura lo que decimos: que la vida tiene fragmentos y que cada fragmento responde a una experiencia, consecuentemente es posible que las diferentes experiencias se contradigan.
Y esa experiencia gira alrededor del amor nuevamente, del amor y del sexo. Un amor nostálgico, pasado, que hiere recordarlo, pero al mismo tiempo podemos ver que ciertos símbolos en la poesía de Concha como es la cama (un elemento que servía como lugar de angustia), que ahora nos la menciona como lugar de recreo sexual, es por lo tanto reparadora (pero vista desde una perspectiva angustiosa ya que la felicidad quedó atrás).
Y esa experiencia gira alrededor del amor nuevamente, del amor y del sexo. Un amor nostálgico, pasado, que hiere recordarlo, pero al mismo tiempo podemos ver que ciertos símbolos en la poesía de Concha como es la cama (un elemento que servía como lugar de angustia), que ahora nos la menciona como lugar de recreo sexual, es por lo tanto reparadora (pero vista desde una perspectiva angustiosa ya que la felicidad quedó atrás).
La ventana es otro símbolo que no comunica con el exterior, sino que es punto de observación interior, autoobservación. Y en los pocos momentos que podemos mirar hacia afuera es con motivo de desencanto y pesar.
El estilo es inconfundible. Hay un alto hermetismo en los versos, se nota que estamos ante lo que siente la poeta, lo que está más en el fondo de ella. Y eso es difícil descifrarlo. Podemos hacer nuestras interpretaciones o podemos no entender a qué se refiere. Pero quizá esos poemas vayan dirigidos a alguien en concreto, alguien que lee y que escucha en silencio. Alguien que conoce esos símbolos, esas pistas que va dejando por todo el poemario. Nosotros atendemos con curiosidad, con nuestro esfuerzo y participación.
Son unos poemas que quieren ser libres pero todavía viven encarcelados de alguna manera por unos sentimientos que poco a poco la poeta va desatando. Será nuestra labor abrir esas celdas y rescatar las emociones de Concha García. ¿Se atreven?
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