viernes, 20 de febrero de 2009

'Funerales del caballo', Ángel Padilla

Funerales del caballo
Ángel Padilla
Editorial La Garúa
Colección: La Garúa Poesía
1ª edición, febrero de 2008
Premio Internacional de Poesía Joven La Garúa 2006
Género: Poesía
71 páginas
ISBN: 978-84-934968-7-6

Padilla abre el poemario con un intento frustrado de diálogo con la naturaleza. Ésta se presenta como madre de la creación, pero aguarda callada, porque el paso del tiempo la está mermando. El yo poético se esfuerza, pero es en vano, la naturaleza está dolida. Pero inmediatamente la belleza se erige por encima de la muerte: lo que es hermoso se manifiesta a través del silencio.

El amor es una manera de mantener viva la llama. No solamente porque el amor es un impulso natural del ser humano, por tanto de la naturaleza, sino porque amando la naturaleza, la mantenemos viva. El yo poético es un semejante de la naturaleza, ambos sufren igual porque ambos son creadores y fruto a la vez de la vida misma. Al yo poético se le vuelven los dedos azulados navegando en un mar sin orillas al mismo tiempo que la naturaleza va siendo testigo de su propio funeral.

En el poema Canto funeral de los nacimientos tenemos un juego de binomios potentes que demuestran esta semejanza entre el yo poético y la naturaleza: jardinero y enterrador, hierba y asfalto, rosa y nieve, parto y funeral, trigo y ceniza… Y todos estos binomios quedan "abrazados", como muestra de que el nacimiento y la muerte van encadenados y lo que nos queda es lo que está en el medio: la vida. Nuevamente la vida.

Enrique Falcón dice "pocas veces, entre la poesía española contemporánea, podríamos encontrar libros como éste en que la defensa de la vida se convierta en un acto de dignidad". Y Antonio Orihuela afirma que Ángel Padilla "ha construido un poemario que nos interpela, nos zarandea y nos fustiga para que despertemos de este tiempo de muerte a la vida". No hay dos frases que definan tan a la perfección la esencia de este poemario. Poco más se puede añadir que no sea mencionar el impacto que supone la lectura de Funerales del caballo: un poemario de extrema dureza, pero necesario. Y un final tan brutal como sugerente.

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