Alexis de Vilar, 1987
Editorial: Mestizajes
1ª edición, octubre de 2008
Género: Novela
350 páginas
ISBN: 978-84-612-7148-1
David es un pintor abstracto que, acosado por una vida tediosa, decide abandonar Nueva York y pasar una temporada en Barcelona. En la capital catalana conoce a Beth, una chica de clase alta que no duda en dejar de lado su compromiso con su novio Javier y ceder a los encantos de David. Lo que debía de ser una temporada de desconexión y relax para el pintor americano se convierte en una amarga experiencia amorosa, ya que Beth somete a David a juegos impertinentes, fruto de su inestabilidad emocional.
En la novela se enfrentan la Barcelona aristocrática y la de los suburbios, la de los bares y calles del casco antiguo y la de los coches deportivos de Pedralbes. Y además un carácter alocado e inestable y un personaje adulto, pero poco sensato.
Cuando uno lee Goodbye, Barcelona, debe atender a dos aspectos importantes. Por un lado, la calidad propia de la novela. Por otro, si esta novela es realmente el argumento que inspiró a Woody Allen (o, como diría más concretamente Alexis de Vilar, a la productora Mediapro) para escribir el guión Vicky Cristina Barcelona. Vayamos a desgranar estas dos incógnitas.
En las primeras cien páginas aproximadamente, Goodbye, Barcelona me ha resultado una novela escrita con un estilo directo y con un argumento bastante sugerente. Un turista llega a la Barcelona de los bajos fondos y empieza a detallarnos lo que va viendo y sintiendo. Pero la novela empieza a caer en picado cuando aparece Beth. La razón es sencilla: el autor empieza a llenar páginas y páginas relatando las experiencias sexuales de Beth y David. Y créanme, son muchas (demasiadas) páginas. Además, se intuye un discurso demasiado machista e incluso se entrevé una visión de Barcelona y la cultura catalana que roza lo despreciable. Pero estos dos rasgos del carácter de David creo que son eso, cosas del personaje y no el discurso del autor, Alexis de Vilar. Y si al hecho de que la novela decaiga añadimos que el final es más que previsible (atendiendo al título), entonces tenemos un resultado demasiado descafeinado.
La otra gran pregunta: ¿Es Vicky Cristina Barcelona un plagio de Goodbye, Barcelona? En este post solamente me referiré a cuestiones puramente argumentales. Por lo tanto, debido a que no hay resolución judicial que indique el plagio, hablaré, en cualquier caso, de coincidencias argumentales o textuales.
No podemos negar que hay coincidencias. En la novela vemos un pintor americano que ha tenido un divorcio traumático y decide ir a Barcelona. En esta ciudad encuentra a una joven que tiene un compromiso amoroso con otro. En la película son dos americanas que van a Barcelona y conocen a un pintor que ha tenido un divorcio traumático.
¿Cómo se conocen los personajes? En la novela, David va hacia Beth en una cafetería y la invita, sin conocerla, a su fiesta. En la película, José Antonio se dirige a las chicas en un restaurante y las invita, sin conocerlas, a un viaje a Oviedo. Tanto en la novela como en la película, las chicas aceptan.
Otra coincidencia: el carácter inestable de Beth nos recuerda al de María Elena en la película. No veo que haya demasiadas conexiones textuales, sino sólo argumentales. E insisto, mientras un juez no diga lo contrario, hablaremos solamente de coincidencias, no de plagio.
Pero un par de preguntas: ¿por qué, si Alexis de Vilar no deja de hablar a bombo y platillo de plagio, Mediapro no se querella contra él? ¿Por qué Jaume Roures, responsable máximo de Mediapro, no atiende a los medios sobre este aspecto y se conforma con que sus secretarias digan que "eso son tonterías"? Estaremos atentos.
1 comentario:
demasiadas preguntas, ¿Porqué no se habla de plagio? Claramente, la película Vicky Cristina es un plagio en toda regla, ya que los personajes de la misma no sólo están inspirados en esta novela. Las coincidencia de novela y película pueden llamarse textuales y ser nombradas de eufemismo, pero que es plagio es plagio. Que Allen o quién sea pague los derechos de autor.
Esto es parecido a lo que ocurría con las películas de Truffaut, "Nosferatu", cuyo personaje obviamente del Conde Orlock estaba más que inspirado en la obra del inmortal Bram Stocker.
!Cuántas veces el cine nos ha hecho tragar un mendrugo de pan negro y pasarlo sin agua por el placer de privarnos de la fuente vivificante de una estupenda novela!
Saludos
Att
Publicar un comentario