Amarás a tu hermano
Cristina Cerezales Laforet
Editorial Destino
1ª edición, septiembre de 2010
Género: Relatos
158 páginas
ISBN: 9788423342969
El relato requiere de una idea muy concreta, de un planteamiento muy pensado y de un cierre que no dé margen al lector a dudar del texto. Por esa razón, cuando llega a mis manos un libro que reúne varios relatos sobre un mismo tema, el escepticismo se me activa, porque entiendo que ha nacido antes la idea del libro que la idea de cada cuento. Se puede salir de esa encrucijada, desde luego, pero creo que para ello hay que ser bueno. Muy bueno.
Cristina Cerezales Laforet presenta en este volumen una serie de relatos con un nexo en común: todos giran en torno a las relaciones entre hermanos. En uno, un hombre tímido tiene que sustituir a su hermano en una cita con una chica; en otro, una mujer vuelve al lugar donde veraneaba de niña con un hermano con quien apenas mantenía contacto; en un tercero, un niño tiene que dejar a su madre por una temporada y quedarse con sus primos, algo que no le apetece, aunque una de sus primas le ofrecerá ser su hermana mayor y protegerlo. Hay más.
Como era de esperar, los relatos son muy forzados y se nota que la idea de la que parte la autora para crear cada uno de ellos es simplemente ese tema genérico de la hermandad. Las situaciones que activan cada uno de los argumentos son bastante insulsas, poco originales y resueltas de manera muy superficial. De hecho, los sentimientos que unen a esos hermanos despiertan más aburrimiento que otra cosa.
Escribir un libro de cuentos no es fácil, nada fácil; por eso hay que estar muy seguro de lo que uno quiere decir y cómo lo quiere decir. En este caso, Cristina Cerezales Laforet no demuestra esa seguridad y el lector lo acusa. Y algo me dice que la propia autora lo sabía desde el principio.
Cristina Cerezales Laforet
Editorial Destino
1ª edición, septiembre de 2010
Género: Relatos
158 páginas
ISBN: 9788423342969
Siempre he pensado que hay más relación entre el cuento y la poesía que entre el cuento y la novela. Me explico: tanto la poesía como el relato breve tienden a partir de un impulso, de una idea (o sentimiento) fugaz que se apresa y pide a gritos ser desarrollada. La novela no necesita de un impulso (aunque puede darse): el autor puede sentarse frente al ordenador y estrujarse el cerebro hasta que la idea, tarde o temprano, aparece. La poesía no puede arriesgarse a ser tan artificial y, desde luego, el cuento tampoco. La razón es sencilla: un lector puede darle a la novela muchas oportunidades y hasta en el caso en que el lector llegue poco interesado al desenlace, la novela todavía puede recuperarle con un golpe de efecto. Pero si en un poema o en un relato algo chirría, difícilmente el texto va a poder salvar la situación.
El relato requiere de una idea muy concreta, de un planteamiento muy pensado y de un cierre que no dé margen al lector a dudar del texto. Por esa razón, cuando llega a mis manos un libro que reúne varios relatos sobre un mismo tema, el escepticismo se me activa, porque entiendo que ha nacido antes la idea del libro que la idea de cada cuento. Se puede salir de esa encrucijada, desde luego, pero creo que para ello hay que ser bueno. Muy bueno.
Cristina Cerezales Laforet presenta en este volumen una serie de relatos con un nexo en común: todos giran en torno a las relaciones entre hermanos. En uno, un hombre tímido tiene que sustituir a su hermano en una cita con una chica; en otro, una mujer vuelve al lugar donde veraneaba de niña con un hermano con quien apenas mantenía contacto; en un tercero, un niño tiene que dejar a su madre por una temporada y quedarse con sus primos, algo que no le apetece, aunque una de sus primas le ofrecerá ser su hermana mayor y protegerlo. Hay más.
Como era de esperar, los relatos son muy forzados y se nota que la idea de la que parte la autora para crear cada uno de ellos es simplemente ese tema genérico de la hermandad. Las situaciones que activan cada uno de los argumentos son bastante insulsas, poco originales y resueltas de manera muy superficial. De hecho, los sentimientos que unen a esos hermanos despiertan más aburrimiento que otra cosa.
Escribir un libro de cuentos no es fácil, nada fácil; por eso hay que estar muy seguro de lo que uno quiere decir y cómo lo quiere decir. En este caso, Cristina Cerezales Laforet no demuestra esa seguridad y el lector lo acusa. Y algo me dice que la propia autora lo sabía desde el principio.
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