El hombre del salto
Don DeLillo
Editorial Seix Barral
1ª edición, 2007
Género: Novela
296 páginas
ISBN: 978-84-322-2818-6
Keith trabaja en el World Trade Center cuando un avión se estrella contra una de las torres gemelas. Nueva York está sufriendo el peor atentado terrorista de su historia. Keith logra salir con vida antes de que la torre se venga abajo. Presenta un aspecto demacrado y lleno de polvo; está confundido ante las imágenes que lo rodean. Sin saber exactamente por qué, decide ir a casa de su ex mujer, Lianne, que vive con el hijo de ambos. Keith siente un extraño amor por Lianne, sentimiento que ella le corresponde. Ambos están desorientados y el atentado no hace más que confirmar que ambos van en un mismo barco con rumbo perdido.
Por otro lado, Hammad está preparando unas clases de vuelo para poder gobernar el mando del avión que debe estrellar contra una de las torres gemelas. Sabe que no volverá a hablar con su familia, su conciencia sobre la muerte le da fuerzas para llevar a cabo el atentado que castigará a los americanos y reivindicará al Islam.
Días después del atentado un hombre extraño empieza a descolgarse de edificios de New York atado con un arnés. La gente lo mira con curiosidad, cada vez aparece en un sitio diferente. Ese hombre desconocido resulta ser “el hombre del salto”, un artista de performance que quiere imitar al famoso hombre que se tiró por una de las ventanas de las torres gemelas. Es su forma de reflejar la tragedia.
Que nadie se equivoque, ésta no es exactamente una novela sobre los atentados del 11-S. El autor no recrea los episodios terroristas archiconocidos por todos. Don DeLillo aprovecha las circunstancias del ataque contra Estados Unidos para retratar tres personajes: Keith –y por extensión su familia-, Hammad y “el hombre del salto”. Cada uno de ellos ve la vida de un modo diferente. Hammad está convencido de lo que va a hacer, Keith y Lianne no están seguros de nada y “el hombre del salto” es un ser necesitado de notoriedad que de vez en cuando aparece y desaparece sin que sepamos demasiado sobre él.
El 11-S es más bien una excusa para hablar de otras cosas, podría escoger otro contexto y el argumento no variaría mucho, dado que, como digo, es una obra básicamente de personajes, intimista. Lo cierto es que la novela es como una expansión de las vidas de Keith y Lianne; es decir, desconcierto y falta de rumbo. Vale que el autor haya querido obviar la recreación del atentado, pero en El hombre del salto pierde demasiado tiempo hablando de unos sentimientos vacíos sobre personajes vacuos. No se entiende exactamente qué quiere demostrar con el protagonista de la historia, Keith (un hombre desorientado, sí, pero qué más). Lianne tiene una vida tan aburrida como su ex marido y “el hombre del salto” no aporta más que alguna que otra imagen pasajera de vez en cuando. Hammad nos da algunos detalles sobre los preparativos del atentado, pero muy superficiales, no hay demasiados detalles ni profundización en este personaje.
Don DeLillo se ha centrado en el personaje más carente de contenido, el que lleva una vida más aburrida y rutinaria. Así que leer esta novela es como deslizar la vista sobre la nada. El autor no consigue alterar las emociones del lector, no logra despertar la curiosidad y no sabe mantener un ritmo ágil. Hay momentos en el libro en que intenta rizar el rizo, dar algún rodeo retórico para que el lector se esfuerce un poco en situarse en lo que nos está explicando, pero la historia no es lo suficientemente atractiva como para, además, ir con vericuetos.
El hombre del salto es una novela que promete mucho -a juzgar por las buenas críticas que ha recibido-, sin que llegue a cumplir con las expectativas. Algunos críticos dicen que ésta es su mejor novela. Sinceramente, no sé cómo debe ser el resto de sus libros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario