Martí Gironell
Editorial El Andén
Colección Las Estaciones (1ª edición, junio de 2007)
Traducción de Manuel Manzano
Género: Novela histórica
ISBN: 978-84-935789-1-6
282 páginas
El Consejo Municipal de Besalú (Gerona) encarga a Pedro Baró, afincado en Perpiñán, la reconstrucción del puente de la ciudad en 1316. El constructor acepta y se pone en marcha para llevar a cabo la obra, pero antes de hacerlo, le ceden un libro anónimo donde se detallan las circunstancias que rodearon la construcción original del puente, hecha por Primo Llombard en 1074.
Primo es el recomendado por el Papa para lo que debe ser, no solo un puente de paso, sino el elemento clave para la defensa de la fortificación de Besalú. El conde Bernardo II de Tallaferro va a Siena para ofrecer a Primo el trabajo.
Primo y su hijo Ítram llegan a Besalú para ponerse manos a la obra, pero allí el maestro se encontrará con el asedio del conde de Empúries y con la ambición de un cura, el padre Florencio, que hará todo lo posible por hundir sus planes. Ítram, por su parte, descubre el amor cuando se adentra en el barrio judío, sin saber el riesgo de relacionarse con los de esta religión y sin conocer todavía el importante papel que va a tener para intentar liberar a la ciudad de Besalú del conde de Empúries.
El puente de los judíos es la primera novela de Martí Gironell, que además de ser escritor, es un conocido periodista de la televisión autonómica de Cataluña, TV3. Pero antes que todo esto, fue guía turístico de Besalú, por lo que ya desde muy joven ha conocido perfectamente el espacio sobre el que narra. Ha sido pasado los treinta años de haber nacido en Besalú, cuando ha decidido lanzarse al mundo de la narrativa con esta novela (antes ya había escrito un libro sobre sus viajes a Bombay).
La temática de la novela, de género principalmente histórico, hubiese podido dar al escritor la posibilidad de escribir un tomo de quinientas páginas tranquilamente, extendiéndose en los viajes de los personajes, en la reconstrucción del puente o incluso profundizando más en algunos personajes que pasan de puntillas, como el mismo Pedro Baró. Pero, en cambio, Martí Gironell ha optado, en su primera novela, por ser precavido y acortar la acción, las descripciones y la caracterización de los personajes. Eso, quizá, es lo mejor y lo peor de la novela. Lo mejor porque muy sabiamente ha evitado extenderse innecesariamente y caer en fallos típicos de muchos escritores de novela histórica, que se explayan con datos absolutamente intrascendente para la trama. Y si es la primera novela, mejor curarse en salud y decir las cosas de forma ágil y sencilla, sin andarse con rodeos. Pero a la vez, es el principal fallo del libro; todo sucede muy rápido, quizá hubiese podido desarrollar algo más la reconstrucción del puente o destacar más el papel de Ítram en el asedio de Empúries contra Besalú... Pero, insisto, antes de pecar de demasiado, en una primera novela, es mejor pecar de poco. Para empezar, el autor ha hecho bien.
Cabe destacar además, que estamos ante una prosa llena de humildad y una narrativa repleta de buenas intenciones, donde se nota que el autor ha escrito esta novela porque realmente le apetecía escribirla. Escribir por puro placer, huyendo de autoelitismos, como debe ser.
Finalmente, comentar lo arriesgado de introducir elementos fantásticos en una trama histórica. Siempre se corre el riesgo de echar a perder todo el trabajo por culpa de elementos que no puedan cuadrar en el sentido de la realidad del lector. Pero, teniendo en cuenta el estilo sencillo y accesible del autor, esta introducción de lo fantástico no queda, en absoluto, fuera de lugar.
En conclusión, como primer paso en esta andadura literaria, Martí Gironell lo ha hecho bastante bien. Ahora deberá exigirse más a sí mismo en próximos proyectos y seguir demostrando su capacidad narrativa. Ya saben, la calidad de un autor no se mide por solo una novela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario