Chufo Lloréns
Grijalbo
1ª edición: febrero de 2008
Género: Novela histórica
745 páginas
ISBN: 978-84-253-4197-7
Martí Barbany apenas es nadie cuando llega a Barcelona recién cumplida la mayoría de edad. El depósito que su padre le dejó en herencia, no obstante, le permite empezar su andadura hacia un futuro prometedor. Para ello cuenta con la inestimable ayuda del cura Eudald Llobet –antiguo compañero de armas del padre de Martí- y las gestiones del judío Baruj Benvenist, una eminente personalidad del Call de la Barcelona del siglo XI.
Para darse a conocer en la ciudad, el padre Llobet le recomienda que vaya al mercado de esclavos para hacerse con alguno. Martí se encapricha de Aixa, una musulmana con dotes para el canto y la música, por lo que no duda en pujar fuerte. En el mercado, Laia -la hija del consejero económico del conde de Barcelona- también parece arder en deseos de comprar a Aixa. La curiosidad de Martí por saber el motivo de su insistencia lo lleva a querer ver el rostro de Laia, momento en el que queda prendado por ella.
Para que Martí pueda traer mercancía de ultramar con sus recién estrenados barcos, necesita el visto bueno precisamente del consejero económico, Bernat Montcusí. Martí no dudará en ganarse el favor de Montcusí y, de paso, el corazón de Laia. Pero para el consejero lo único importante es asegurar sus ganancias e impedir que nada vulnere su estabilidad económica y familiar.
Martí se marchará a tierras lejanas para traer sus productos con la esperanza de ganarse el honor de ser el esposo de Laia, sin saber que lo único que tiene asegurado es un duro enemigo cercano el conde de Barcelona. A Chufo Lloréns le han dicho por activa y por pasiva que su novela se parece demasiado a La catedral del mar, de Ildefonso Falcones. Él lo niega, dice que nada tiene que ver lo que ocurre en el siglo XI en Barcelona que lo que ocurre en el XIV. Lo cierto es que sí hay alguna similitud en cuanto al eje argumental: en ambas se narra cómo un joven personaje llega siendo un desconocido y, prácticamente sin recursos, lucha por ser alguien en Barcelona. Ambos son buenas personas, no discriminan por cuestiones de religión o clase social. Los dos defienden los derechos de los esclavos e intentan aportar un bien a la ciudad… Aunque Chufo Lloréns lo niegue, sí hay ciertas similitudes. ¿Significa esto que el autor ha aprovechado el boom Falcones para vender sus libros? En modo alguno. Cuando La catedral del mar salió en librerías, Lloréns ya había agotado varios botes de tinta escribiendo Te daré la tierra.
Si bien hay que reconocer esta similitud entre ambas novelas, hay una diferencia muy clara y remarcable: Te daré la tierra sí es una buena novela. Lloréns tiene ya una trayectoria novelística a pesar de que sea un gran desconocido para muchos. Por ello, en su novela no vemos errores típicos de los que empiezan en el género histórico: no hay un abuso excesivo de las descripciones, no hay repeticiones innecesarias y, sobre todo, no hay esa sensación de aburrimiento propio de los autores que se centran demasiado en el contexto histórico y descuidan la esencia argumental de la novela. Lloréns sabe que el contexto sirve para situar la novela, no para reventar el libro con páginas más propias de un ensayo sobre cómo se vivía en la Edad Media. Y además el autor nos avisa al final: me he tomado estas licencias, pero que nadie se me enfade que lo he hecho por el bien de la narración. Es decir, que esto es ficción pero de paso a ver si podemos aprovechar la novela para que el lector se interese por una apasionante etapa de la historia de Barcelona.
Te daré la tierra es una novela escrita con inteligencia y cariño. Uno lo nota cuando a medida que lee, siente odio en el estómago cuando el malo del libro hace de las suyas y cuando tiene que contener las lágrimas en escenas apasionadas. Es decir, el puro placer de la lectura. Y cuando el lector acaba la novela, todavía siente que Martí Barbany le es alguien cercano, familiar, y no un simple personaje de ficción: algo realmente difícil.
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