Dan Brown
Editorial Planeta / Empúries
1ª edición, octubre de 2009
Género: Thriller
612 páginas
ISBN: 978-84-08-08925-4 (cast.)ISBN: 978-84-9787-452-6 (cat.)
Dan Brown vuelve a la carga con su personaje estrella, Robert Langdom, un especialista en simbología. Su mentor, Peter Solomon le ha llamado desde Washington para que haga el discurso inicial de un evento que ha organizado en el Capitolio. Pero cuando Langdom llega descubre que no hay tal evento, que quien ha contactado con él no era Peter y que lo único con lo que se encuentra es una mano amputada llena de tatuajes que le invitan a formar parte de un grupo de elegidos que se remonta a la antigüedad. Si Langdom quiere volver a ver a Peter, tendrá que descifrar una serie de códigos y encontrar la puerta secreta que le pide el secuestrador de su amigo.
El símbolo perdido sigue la línea de El código da Vinci y Ángeles y demonios. Los lectores que no se creían que Langdom pudiese pasearse por el Louvre como Pedro por su casa no aceptarán tampoco que lo haga por el Capitolio (a priori, uno de los edificios más seguros del mundo). Los que se aburrieron con sus anteriores obras les pasará lo mismo con ésta. Pero, indudablemente, los incondicionales de Brown, los que no ponen en duda nada de los que este autor les cuenta, seguirán disfrutando porque el estilo de El símbolo perdido es calcado a las anteriores novelas. Aquí también es perseguido por las fuerzas de seguridad porque creen que es sospechoso de algo, se encuentra pistas en un edificio del Estado que debe descifrar (Louvre, Vaticano y ahora el Capitolio), hay un credo implicado (en este caso, los masones), Langdom cuenta con la colaboración de una figura femenina e incluso vuelve a haber una incursión en los aspectos más desconocidos de la ciencia.
De este último caso se ocupa Katherine, la hermana de Peter, que está llevando a cabo unos experimentos secretos de ciencias no éticas basadas en que el ser humano es capaz de modificar la materia con la mente, por lo que los pensamientos pueden cambiar el mundo físico. Las claves para conseguirlo están en el pasado.
De lo que sea capaz Robert Langdom y Dan Brown ya se lo dejo a los lectores. Lo dicho: más de lo mismo (bueno para sus fans de toda la vida, no tan bueno para sus detractores de siempre).
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