Manuel Vázquez Montalbán
Editorial Kairós
1ª edición, 1979
Género: Miscelánea
160 páginas
ISBN: 978-84-7245-028-8
En el Manifiesto subnormal se introduce un ensamblaje de géneros y materiales que hacen de él un libro peculiar: en el manifiesto podemos encontrar poesía, una obra de teatro, un ensayo (o, como diría el propio autor, un anti-ensayo), narrativa, publicidad, comunicación, dibujos, anagramas… No hay una lógica ni un orden. Simplemente hay literatura que anima a participar al lector. Una obra no está acabada hasta que el lector la lee, pero en este caso es necesaria la aportación del lector porque ello dirá si la obra ha funcionado.
El Manifiesto subnormal se escribió en 1970 y recordemos que los años 60 han sido una década importante en la sociedad española. El comercio se abre a Europa (llegan los turistas), entran nuevas formas de arte, nuevas concepciones, el realismo social pierde fuelle… Además, no hay que olvidar los hechos de mayo del 68, revolución de los estudiantes y las clases medias-bajas contra el poder y el sistema que Vázquez Montalbán ve imposible en España. Todo ello influye muy marcadamente en su obra: por un lado inserta esas nuevas formas de crear arte en su literatura, pero por otro muestra su frustración con el momento histórico que vive España. El capitalismo se está empezando a acomodar después de la dura posguerra.
El Manifiesto subnormal se escribió en 1970 y recordemos que los años 60 han sido una década importante en la sociedad española. El comercio se abre a Europa (llegan los turistas), entran nuevas formas de arte, nuevas concepciones, el realismo social pierde fuelle… Además, no hay que olvidar los hechos de mayo del 68, revolución de los estudiantes y las clases medias-bajas contra el poder y el sistema que Vázquez Montalbán ve imposible en España. Todo ello influye muy marcadamente en su obra: por un lado inserta esas nuevas formas de crear arte en su literatura, pero por otro muestra su frustración con el momento histórico que vive España. El capitalismo se está empezando a acomodar después de la dura posguerra.
Por todo ello, por sus frustraciones, por la esperanza que le queda, echa a andar la literatura subnormal, que es un intento de acercamiento a la realidad social e histórica, pero consciente en cada momento del alejamiento que siempre implica todo tratamiento literario de la realidad.
Dice Mari Paz Balibrea que “la literatura subnormal conserva la creencia vanguardista y moderna de que romper con la forma es paso imprescindible para poder acceder a una concepción diferente del mundo.” Es decir, no podemos cambiar el mundo siguiendo con las formas ya existentes, hay que empezar el cambio por el camino antes de llegar al objetivo. Es precisamente lo que hace.
Estamos hablando de esos cambios en la forma, pero ¿en qué consisten exactamente? Nada más y nada menos que en crear un collage de formas. En el Manifiesto subnormal ya hemos dicho lo que podemos encontrar, pero no sólo ahí. También en sus otros escritos subnormales e incluso en novelas como Yo maté a Kennedy donde tan pronto podemos encontrar una narración, una canción, una obra de teatro…
Ese collage de formas no tiene necesariamente que crear una lógica, porque precisamente es la ilógica (irrealidad) de una literatura. Siempre se ha dicho que esta etapa de Vázquez Montalbán se acercaba al surrealismo porque creaba y plasmaba tal y cómo concebía. Si le venía a la mente teatralizar, lo hacía; si quería cantar, lo hacía; si quería coger trozos de publicidad y ponerla en un libro, lo hacía.
Hay una constante lucha en el autor contra el conformismo de la sociedad y también contra el ensimismamiento de la literatura de mediados de siglo. Decía Alberti (otro surrealista aunque no lo reconozca) en 1977 “yo no leo novela española actual, porque es una novela en la que hay que esperar cincuenta páginas para que los personajes suban una escalera”. Precisamente contra eso lucha Vázquez Montalbán.
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